NACIONALIDAD: EEUU
AÑO: 2008
El poco pródigo y más teatral director Stephen Daldry, firma un drama que se explaya a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, arrastrando las consecuencias de uno de los mayores traumas de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial, y el eterno del amor, entendido en un principio como pasión irrefrenable para convertirse en dedicación desinteresada y duradera.
Berlín. 1958. El joven Michael Berg (David Kross), enfermo de escarlatina, es asistido en un portal por su inquilina (Kate Winslet), quien le lleva hasta casa. Al cabo de los meses, ya recuperado, Michael vuelve a darle las gracias a su benefactora, con la que comienza una tórrida relación basada en el sexo y en la lectura. Pero la vida de Michael al margen de Hanna le crea conflictos que van deteriorando su unión, hasta que un día Hanna se marcha. La narración tiene forma de gran flash-back, la rememoración del Michael de los años noventa, interpretado por un desgarrador Ralph Fiennes, quien tuvo que presenciar como estudiante de Derecho el proceso contra unas oficiales nazis de campos de concentración entre las que se encontraba su antigua amante, condenada a cadena perpetua. Durante quince años, Michael estuvo mandándole grabaciones de los libros que solía leerle durante sus encuentros, y es que ella no sabía leer…
El guión se basa en la novela homónima de Bernhard Schlink, y aunque merece respeto por la romántica solución con la protagonista en prisión, la base del vínculo entre Michael y Hanna es absolutamente increíble. El amor entre un adolescente de dieciséis años y una mujer que le dobla la edad, resulta artificial, máxime dado el tono serio y dramático de la película. En la misma desatinada línea y por muy conmovedor que parezca, no es muy creíble que una ex-oficial de las SS fuera iletrada, aunque es posible, pero no que lo oculte de manera tan desesperada causándole en última instancia su encarcelamiento de por vida. Una lacra que consigue superar gracias a las cintas que le envía Michael, a modo de redención y que vierte una interesante reflexión sobre la brutalidad y falta de principios que propicia el analfabetismo. un fanatismo que revela Hanna durante el juicio, mostrando un absoluto desprecio por la vida de los prisioneros, además de una actitud de retrasada cabezota que tampoco me convence nada.
Contiene una gran carga erótica y es demasiado explícita, con secuencias muy desagradables por obscenas. Por otra parte, se pasa a veces de solemne y trágica, lo que acaba siendo bastante extenuante, por no decir aburrido, habida cuenta la simpleza de la historia para las dos horas de metraje. Y es que la película está dislocada y se pueden distinguir dos partes casi casi desacopladas, la primera, la del affaire, y la segunda del reencuentro a través de la correspondencia.
Un pequeño pastelazo con un planteamiento inverosímil y un desenlace eterno, con muchas y muy buenas referencias literarias como a La dama del perrito de Chejov, Guerra y Paz de Tolstoi, o la Odisea de Homero, en cierto modo un paralelismo con la Odisea de Michael y Hanna a través del espacio y del tiempo. Hacen más soportable el sopor que emana por momentos las contenidas y sobrecogedoras actuaciones de Kate Winslet, Ralph Fiennes y el del siempre excelso Bruno Ganz, que pasaba por allí.
NOTA: 6
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