domingo, 4 de octubre de 2009

El secreto de sus ojos

TÍTULO ORIGINAL: El secreto de sus ojos

DIRECTOR: Juan José Campanella

NACIONALIDAD: Argentina

AÑO: 2009

DURACIÓN: 126’


Detrás de una trama aparentemente policíaca, se esconde una historia muy humana, de personas y sentimientos, en el fondo nostálgica aunque optimista. El secreto de sus ojos es una película grande argentina, que trasciende los tópicos del que se podría considerar su pauta en primera instancia (thriller) y que va mucho más allá en la elaboración de los personajes y el guión, cuidadísimo. Con corte clásico que rememora las cintas de cine negro de antaño, el director y guionista, Juan José Campanella, nos cuenta a modo de flashback las indagaciones de Benjamín Expósito, interpretado magníficamente por Ricardo Darín, secretario de un juzgado de instrucción de Buenos Aires, acerca del caso de una mujer violada y asesinada de manera brutal. Le acompañan en la oficina su ayudante, Pablo Sandoval (soberbio Guillermo Francella), y su jefa directa, Irene Menéndez (Soledad Villamil). En la marea de las investigaciones del crimen navegan los protagonistas, Benjamín e Irene, secretamente enamorados y reticentes a declararse.


El guión está muy conseguido, es muy minimalista y no descuida el más mínimo detalle. Me acuerdo de la máquina de escribir que usan en la oficina y que la letra “a” no le funciona, un símbolo de la falta de comunicación entre los personajes que son incapaces de expresar sus sentimientos. Así como el gesto de abrir y cerrar la puerta del despacho de Irene, también signo de confianza y secreto. Ciertamente romántica, la película se concibe como un retorno al pasado (al igual que el título de esa maravillosa peli de los cuarenta) en el que Darín, jubilado de la judicatura, se pone a escribir la novela de lo que va a ser el grueso de la película, el caso de la chica asesinada. Con infinita nostalgia se reencuentran Irene y Benjamín y con el pretexto de la novela se irán resolviendo las cuestiones que quedaron archivadas veinticinco años atrás. Tampoco faltan las ambigüedades, la insinuación, como es por ejemplo el propio título que no especifica de quién son los ojos a los que hace mención. No falta el humor, representado principalmente por Sandoval , ni el drama del esposo viudo y desolado. Una superación flagrante de géneros a la que ya nos tenía acostumbrados Campanella con El hijo de la novia, por ejemplo. Solo le pongo la pega de que le cuesta arrancar y a veces exaspera que se alargue en algunas escenas.


El tándem Darín-Campanella vuelve a juntarse para darnos otra alegría, una película de altos vuelos, conmovedora y entretenida. Me congratula la sencillez argumental que me permite seguirla sin perderme en marañas de nombres o personajes o situaciones o hipótesis. Por eso me parece más cercana, más real, más emocionante. Muy buena.


NOTA: 9