TÍTULO ORIGINAL: Robin Hood
DIRECTOR: Ridley Scott
NACIONALIDAD: EEUU
AÑO: 2010
DURACIÓN: 140’
“Robin Hood roba la entrada a los espectadores para dárselo a los productores.” Podría rezar perfectamente un titular de periódico dado clamoroso éxito de taquilla en el que parece se va a convertir la última versión de Robin Hood, aunque ya me gustaría impedirlo.
Durante las Cruzadas en el siglo XIII, el rey Ricardo Corazón de León es muerto en batalla. Un grupo de arqueros suplanta la identidad de los caballeros portadores de la corona, asesinados en una emboscada, y vuelven a Inglaterra para entregarla al sucesor en el trono, el príncipe Juan. Entre los arqueros se encuentra nuestro Robin Hood, Robin Longstride (Russell Crowe) que se hará pasar por sir Robert Loxley, de vuelta a Nottingham fingirá ser el valiente caballero cruzado regresado de la guerra cara a la galería para que así Lady Marion (Cate Blanchett) pueda heredar las tierras a la muerte de su suegro, sir Walter Loxley (Max Von Sydow). Todo esto mientras el rey Juan estrangula a su pueblo con impuestos y los franceses amenazan con invadir… Robin tendrá que pasar a la acción de nuevo.
Ridley Scott vuelve a meterse en un proyecto de gigantescas proporciones como el que fue Gladiator y con su propio protagonista, Russell Crowe, también productor de esta. Robin Hood, a diferencia de Gladiator, una excelente película que obtuvo cinco Óscars, es tibia, aburrida e insulsa. No tiene alma, ni garra, ni pasión… ¡Ni personajes! Es apabullante la falta de caracterización y personalidad de éstos, la ausencia de arco de transformación y carisma. Si es que si no fuera por el título no se diría que Robin es el protagonista, es una película decapitada sin cabeza visible.
Otro timo como el de Alicia en el país de las maravillas de Burton, o Sherlock Holmes de Ritchie, que dicen basarse en obras clásicas o historias antiguas para contar su propia versión pervertida y manipulada, ya lo digo, si no fuese por los nombres, Robin Hood bien podría llamarse Henry Fellynor, y la película El justo, que claro, no habría tenido el tirón que tendrá, ni se podría considerar la precuela patraña de una de las leyendas más antiguas de Inglaterra. Parece que la crisis financiera galopa a la par de la crisis de ideas en las superproducciones.
Por lo menos Lady Marian y Robin Hood, Russell y Cate, pegan, los dos australianos, me gustan como pareja, aunque su historia es de lo más ñoña.
Todo y más que podría añadir viene a confirmar que cuando le sale algo bueno a Ridley Scott es de pura chiripa, que estaba mejor haciendo anuncios, y que si firmó obras maestras como Blade Runner fue de rebote y sin entender la trascendencia de lo que hacía.
Histórica, sí, pero de historia nada emocionante. Una crónica muy bien ambientada y nada sentida, que hace de Robin un pretexto para la película de aventura de época, ahogando a su director y todo su equipo en su propio ego. Definitivamente la flecha de Robin Hood no ha atravesado este corazón.
NOTA: 5